Venga, circule

La fuente luminosa

Me tendrá que explicar alguien por qué cuando las víctimas de los bulos y la desinformación eran miembros de Podemos el PSOE no salía a la calle a corear el Quédate de Quevedo pero ahora sí

La fuente luminosa

La fuente luminosa / ED

Meryem El Mehdati

Meryem El Mehdati

Sin buscarlo ni pretenderlo se es testigo de una escena ridícula o humillante y a uno no le queda otra que apartar rápidamente la mirada y fingirse entretenido con el móvil, con sus manos o con lo que más natural le resulte. A lo largo de mi vida me he encontrado en muchas ocasiones girando la cabeza todo lo rápido que he podido al ver tropezar a alguien con sus propios pies de forma aparatosa o discutir con su acompañante, y me he hecho la que estaba muy ocupada observando los celajes o mirándome los pies.

Me sucede sobre todo cuando veo a un grupo de personas intentar sacarse una foto romántica o familiar con la fuente pésimamente iluminada que hay en Mogán Mall de fondo, como si estuvieran ante la Gran Muralla china o el Kilimanjaro y necesitasen inmortalizar el hermoso recuerdo cerca de la maravilla terrenal que supone o representa esa fuente. Me arde la cara. En efecto, el ser humano es una criatura ridícula, qué le vamos a hacer.

Cuando se abrieron tanto ese centro comercial como su hermano gemelo al otro lado de la calle unos amigos y yo apuntamos por diversión en una lista los nombres de los locales que creíamos que iban a terminar bajando la persiana antes de cumplir un año. No nos hemos equivocado más que en dos, si lo de seguir haciendo tiempo hasta la edad de jubilación se nos hace muy cuesta arriba quizá nos consiga alguien un hueco en el programa de Esperanza Gracia.

El Covirán que apareció de la noche a la mañana al lado del bar Cocos lleva cerrado desde que lo estrenaron, creo que aguantó funcionando literalmente cuatro días. Conozco a gente que ni siquiera llegó a verlo abierto, ahí parte hacia el cielo otra estrella fugaz más en el tetris de cemento que hace las veces de corazón de Puerto Rico. Así funciona la primavera canaria. 

Estos días que todos hemos consumido dosis de vergüenza ajena por encima de lo recomendado se me hicieron especialmente peliagudos. El circo del gobierno más progresista, buenista, feminista y ecologista (podríamos llamarlo incluso Sanchista porque resulta imposible ignorar ya de que el Partido Socialista Obrero Español ha dejado de ser un partido político para convertirse en un club de fans de su líder) de la Historia victimizándose al grito de lawfare por la denuncia contra Begoña Gómez ha sido insoportable.

Fue suficiente una mención a los bulos y el peligro que supone la desinformación para que la mayoría de los periodistas que plagan las tertulias se hayan puesto histéricos. A Cristina Pardo le falta el canto de un duro para digievolucionar en la forma final de Ana Rosa Quintana, es terrorífico. ¿Creerán que solo ellos tienen acceso a los vídeos de sus programas y que el resto de la gente no puede ver a qué se han estado dedicando estos años? ¡España está tan polarizada, se ha creado tanto odio en este país! ¿Cómo ha podido pasar? Los colaboradores que sientan en sus programas se dedican día y noche a aseverar que el presidente prepara un golpe de Estado, que es un psicópata, un narcisista, una rumbera, un truhán, un señor, y ellos sonríen cómplices cuando esto pasa. Estoy tan cansada.

¿De verdad no saben cómo se ha creado tanto odio? Menudo espectáculo tan penoso, me tendrá que explicar alguien por qué cuando las víctimas de los bulos y la desinformación eran miembros de Podemos el PSOE no salía a la calle a corear el Quédate de Quevedo pero ahora sí, ahora nos encontramos ante una emergencia nacional que debemos combatir porque las noticias falsas y la maquinaria del fango son intolerables en una democracia sana. Será como cuando sube el precio de la gasolina y hay quien asegura que le da igual que baje o que suba, siempre echa 20 euros. ¿Se puede hablar de lawfare sin mencionar que en el último año se han destapado hasta siete casos de infiltraciones policiales en movimientos sociales para espiar y vigilar a sus integrantes? ¿Y qué es el lawfare, me preguntas? Amor mío, mucho me temo que lawfare… también eres tú.